lunes, 5 de noviembre de 2018

INOLVIDABLE FRANCISCO DE ENZINAS


En estas fechas se cumplen quinientos años del nacimiento en Burgos del  reformador español Francisco de Enzinas. Creo que es de justicia recordarlo. De por sí, objetivamente hablando, es una figura muy valiosa de la Reforma Española y esto, por muchas razones. Pero, en mi caso, quisiera compartir mi impresiones después de leer al completo sus Memorias, durante este pasado verano, en la muy cuidada edición publicada por la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. Agradezco muy sinceramente a todos mis buenos amigos de Burgos y Valladolid, y del Consejo Evangélico de Castilla y León, este espléndido regalo. Felicitaciones también a Francisco Socas, el traductor de la obra, y a todos los que han hecho posible que tengamos en nuestras manos un documento de tanto valor, en particular a Miguel Ángel Vieira gran promotor de la figura y obra de Enzinas.
Las llamadas Memorias de Enzinas, o, más bien, como reza el título de la publicación: Informe sobre la situación en Flandes y la religión en España, constituye un magnífico retrato del impacto de la Reforma Protestante del siglo XVI en Europa. Enzinas terminó de redactarlas en julio de 1545. Escritas con una prosa sencilla, ágil y atractiva, relata acontecimientos significativos de su carrera como reformador. De hecho, cubren un período corto, pero intenso, desde principios de 1543, a los primeros días de febrero de 1545. La obra se estructura en torno al deseo de Enzinas de presentar su traducción del Nuevo Testamento al Emperador Carlos V. En este sentido, recuerdo con mucho cariño que cuando el año pasado estuvimos en Wittenberg, mi esposa Virtudes y yo, queríamos también visitar la casa de Felipe Melanchthon. Entre otras consideraciones, porque nos hacía mucha ilusión estar en el lugar donde nuestro compatriota Enzinas estuvo alojado, y donde tradujo el Nuevo Testamento al castellano su Nuevo Testamento de Nuestro Redemptor y Salvador Jesu Christo.  No salimos defraudados del lugar y nos gustó tanto como la visita a la casa de Martín Lutero y Catalina Von Bora, hoy Museo de la Reforma. Y es que debemos reconocer al gran helenista castellano como uno de los que pusieron las bases para la Biblia conocida como Reina-Valera. Es por medio de otro de nuestros reformadores, el montillano Juan Pérez de Pineda, que el Nuevo Testamento de Enzinas llega a formar parte de la Reina-Valera, en concreto en los últimos libros del Nuevo Testamento. Es igualmente conmovedor leer en las Memorias su deseo de poner la Biblia en manos del pueblo español, para que así este, como las demás naciones, pudiera beneficiarse de la exposición a la pura Palabra de Dios. En el prólogo a su Nuevo Testamento, que es una carta dirigida al Emperador, Carlos V, Enzinas busca que sea el mismo el que se ponga del lado de una empresa como esta, sencillamente por el bien espiritual que hará:
“Por que allende de ser la causa justísima y santísima, es sin ninguna duda muy digna del Trono Real de V.M., digna de su conocimiento, digan de su juicio, digna de su aprobación y digna de su defensión. Y pues se que los corazones de los buenos príncipes son regidos por Dios, como lo afirma Salomón, espero en Dios que V. M. tendrá por bueno este mi trabajo, y que con su autoridad le defenderá y amparará, y querrá que lo bueno sea siempre de todo el mundo favorecido, y en tanto más favorecido, en cuanto al bien que de ello se espera en al República no son riquezas ni honras, ni bienes temporales, sino provecho espiritual y honra de Jesucristo: el cual prospera a vuestra majestad en esta jornada y empresa que entre manos tiene, y en todas las demás. Y después de luengos reinos en la tierra, le haga consigo reinar en el cielo. Amen”.
Esto es también lo que hará Enzinas en la misma presencia del Emperador en la célebre entrevista que tuvo con él, y que recoge ampliamente sus Memorias. El burgalés recoge los preparativos de la audiencia con el Emperador, sus impresiones del mismo y, las terribles consecuencias que tuvo su acción. No solo no se autorizó la publicación, sino que Enzinas acabó en la prisión de Vrunte o de l´Amigo en Bruselas. Su estancia en la cárcel es también objeto de su descripción: su estado de ánimo en la misma, las personas que allí conoció y las conversaciones que sostuvieron. También se nos cuenta, con todo lujo de detalles, el gran impacto que la fe reformada estaba teniendo en Flandes y en España. Se hace eco de la cruel persecución desatada contra los creyentes reformados, de sus múltiples padecimientos, y de la muerte como víctimas inocentes de muchos de ellos.  Aparecen también notables descripciones de los juicios contra los acusados de herejía y de los Autos de Fe. Esta es otra de la señas de identidad de nuestra reforma: el inmenso número de mártires españoles que hubo. La crónica de las artimañas de los enemigos de la Reforma me recuerdan mucho el relato de Artes de la Santa Inquisición Española de Reinaldo González Montes.
Destacaría, igualmente, las semblanzas que hace Enzinas de diversas mujeres como Catherine Sclerckx, Catherine Metsys y Antoinette Roesmals, resaltando su inteligencia y valentía. Traza también perfiles de hombres como Francisco de San Román, los Valdés, Juan de Vergara, el tío de Enzinas, Pedro de Lerma, abad de Alcalá, el mártir llamado Egidio, Justo van Ousberghen, Pedro Alejandro, los jueces de Lovaina y Pedro de Soto, el confesor de Emperador, entre otros. Enzinas hace desfilar delante nuestro preciosos esbozos de amigos y enemigos de la Reforma. Estos circulan por las Memorias y, en marcado contraste los unos con los otros. Nuestro autor busca involucrar a sus lectores en su relato, para que juzguen por sí mismos, al observar la fe y hechos de cada uno. Contienen también las Memorias preciosos sumarios de la confesión de fe de los reformados, que se cristalizan en dos grandes afirmaciones: “Qué todas las cosas necesarias para la salvación se contienen en el Evangelio y no hay que creer sino lo que está en los Evangelios y la Sagrada Escritura” es decir, Sola Scriptura y “Si alguno se reconoce pecador, hijo de la ira y merecedor de la muerte, y reconoce que está sometido a Dios, detesta sus pecados y cree firmemente en las promesas de Cristo, ese tal puede saber, con la certidumbre absoluta de la que que se salvará”, es decir Sola Fide. Las Memorias concluyen con la milagrosa liberación de Enzinas de la cárcel que recuerda a la de Pedro de la cárcel de Jerusalén y que nos relata Lucas en el capítulo 13 del libro de los Hechos de los Apóstoles.
Estamos, pues, ante un documento excepcional de nuestra Reforma Española. Un libro para ser leído y releído. Una página imborrable de una época gloriosa, en la que se recuperó el evangelio de nuestro Señor Jesucristo para todas las naciones. Una tarea en la que estuvieron envueltos muchos españoles como el inolvidable Francisco de Enzinas.