El pasado 6 de febrero fallecía el famoso evangelista, teólogo y escritor británico Michael Green. Sería un buen ejemplo de lo que J. I. Packer ha llamado el comunicador cristiano ideal: predicador y teólogo al mismo tiempo. Nacido el 20 de agosto de 1930 en Inglaterra, Green es conocido entre nosotros por ser el autor de varios libros que se ocupan de cómo transmitir la fe cristiana, es decir, la evangelización, o que son directamente evangelísticos. Entre sus títulos en castellano destacaría La evangelización en la iglesia primitiva publicado por Certeza en Buenos Aires, Argentina en 1979 y ¡Jesucristo vive hoy! también de Certeza y publicado en 1976. Asimismo, ¡Estarás Bromeando! publicado por Clie y Oasis en 1991. En 2003, Clie publicó ¿Cómo llegar a ellos? un libro escrito conjuntamente con Alistair Mc Grath. Green también dirigió una serie denominada Creo que trataba diversos temas de actualidad entre ellos la evangelización y la resurrección de Cristo. Es justo que, al recordarle, nos hagamos eco de algunos de sus convicciones en cuanto a lo que significa evangelizar.
De entrada, la evangelización para Michael Green era una prioridad. En el prólogo a la obra de Max Warren Creo en la Gran Comisión, publicada por Caribe dentro de la serie Creo que Green dirigió, se refiere a la misión como “artículo crucial de la fe y de la obediencia cristiana”. La Gran Comisión no es opcional. “Debe ocupar nuevamente el primer plano en las metas de nuestras vidas y en nuestro estilo de vivir”, sostiene Green. Pero, si la evangelización es un rasgo esencial de la iglesia evangélica ¿cómo evangelizar? En este sentido, Green es sumamente útil para nosotros hoy.
En primer lugar, tenemos que conocer bien cómo se afrontaba la tarea evangelística en la iglesia de los primeros siglos. En ese sentido, su libro La evangelización en la iglesia primitiva resulta una minuciosa guía para nuestra labor evangelística hoy, ya que ésta debe estar modelada en primer lugar por la Escritura, y el libro de los Hechos de los Apóstoles en particular. Pero Green no solo explora el testimonio neotestamentario sino que también se adentra en la manera en la que la inmediata iglesia postapostólica primitiva se esforzó en la tarea evangelizadora. Esta obra muestra una enorme erudición y conocimiento de las fuentes cristianas. Green escribe sobre las motivaciones, la estrategia y los métodos de aquella iglesia. Está práctica cristiana primitiva debe servirnos de estímulo a nosotros para proseguir hoy con el mismo entusiasmo con la misión cristiana. En segundo lugar, Green presta especial atención a la vida de los primeros cristianos. Es significativo que sea en la primera parte de su libro La evangelización en la iglesia primitiva donde se ocupe de esto. Y es que es el comportamiento distintivo de aquellos discípulos la única explicación de todo lo que sigue. El evangelista británico escribe que las vidas de aquellos hombres y mujeres revelaban caracteres transformados por el contacto con la Persona de Cristo. Había fe, amor, esperanza, gozo y abnegación en ellos. La única explicación histórica plausible es que aquellos cristianos, empezando por los primeros apóstoles y discípulos de Jesucristo, habían tenido un encuentro con un Cristo que estaba vivo y que los había cambiado. Y es que Green muestra, particularmente en ¡Jesucristo vive hoy! la importancia suprema de la resurrección para valorar la fe cristiana primitiva. En el prólogo a otra de las obras contenidas en Creo, la que escribió George Ladd, titulada Creo en la resurrección de Jesús, Green escribió que: “La resurrección de Jesucristo de entre los muertos es la principal piedra del ángulo del cristianismo”. A esta predicación de Cristo muerto por nuestros pecados, pero ahora resucitado, física y literalmente, achaca Green el impacto de los primeros cristianos en su entorno. La conversión es un encuentro personal con ese Cristo vivo por la fe. Algo que acontece hoy por medio del Espíritu Santo, el Espíritu del Cristo resucitado, dado por el Padre a su iglesia. Esa nueva vida en Cristo, y con Cristo en nosotros, nos conduce inexorablemente a la imitación de Cristo, destaca Green. Lo cual constituye la base crucial para la evangelización: “la vida semejante a la de Cristo es un sine qua non del evangelismo”, afirma Green. En esta convicción no estaba solo. Destacados evangelistas como D.M. Lloyd-Jones o Francis Schaeffer sitúan igualmente aquí la clave de la evangelización eficaz. Green, por ejemplo, se hace eco del testimonio de Ignacio que aconsejaba así a los efesios en cuanto a la evangelización: “Permitidles que al menos reciban una lección de vuestras obras. Sed mansos cuando ellos explotan en ira, sed humildes frente a sus palabras arrogantes; enfrentad sus blasfemias con vuestras oraciones; no tratéis de imitarlos con represalias”. Creo que es imprescindible que seamos conscientes de qué nada es más evangelístico que el hecho palpable de que nuestras vidas manifiesten que Cristo está en nosotros. Esto significa que el fruto del Espíritu de Cristo ha de ser evidente en nuestra manera de comportarnos. En tercer lugar, Green destaca la necesidad de crear puentes con nuestra audiencia. Esto es también algo que se puede apreciar con claridad en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Pablo tiene en cuenta qué clase de oyentes tiene a la hora de anunciar a Cristo. No es lo mismo su presentación del evangelio en la sinagoga de Antioquía de Pisidia, que la que hace entre los paganos de Listra, o entre los educados habitantes de Atenas. Por eso, Green se identifica con apologetas como C.S. Lewis y Alistair Mc Grath que se caracterizan precisamente por buscar conectar con la gente de su entorno. Esto implica que la evangelización requiere un conocimiento de primera mano del mundo en el que vivimos, de las personas y de sus circunstancias concretas. Y, también, del entorno sociopolítico, intelectual y moral de la sociedad. En todas sus obras, Green manifiesta una gran familiaridad con la cultura occidental. En este sentido, el libro de Jerram Barrs titulado El Corazón de la Evangelización continúa también en esta línea de exponer cómo llevar el evangelio en nuestra propia generación y época. En cuarto lugar, Green incide en la búsqueda práctica y creativa de maneras de poder acercarnos a los que nos rodean. En ¿Cómo llegar a ellos?, Green escribe, por ejemplo del valor de la amistad, el testimonio personal o las experiencias de grupo, por citar algunos aspectos. El enfoque de Green se encuentra hoy en libros como Dando fruto en tu lugar de misión de Mark Greene.
Se podría decir mucho más acerca de Michael Green y su pasión por la evangelización, pero creo que lo que él mismo nos diría es que no basta con saber estas cosas. Es necesario ponerlas por práctica. Su vida fue un ejemplo eminente de evangelizador. Por ello, necesitamos evangelizar, necesitamos proponernos el hacerlo y abundar en ello. Desde la imprescindible vida nueva que tenemos en Cristo, todo cristiano, desde el estímulo y la comunión que le proporciona su iglesia local, tiene que contemplar la evangelización como su propia e ineludible responsabilidad.
José Moreno Berrocal