viernes, 30 de noviembre de 2018

400 ANIVERSARIO DE LOS CÁNONES DE DORT

Hace ahora justamente 400 años, aparentemente un 13 de noviembre de 1618, comenzaban en la ciudad holandesa de Dordrecht, una serie de reuniones de carácter teológico que concluyeron el 9 de mayo de 1619 con la promulgación de los llamados Cánones de Dort. Los participantes provenían de distintos lugares de Europa. Representaban a muchas de las iglesias que habían abrazado la Reforma Protestante del siglo XVI. Eran miembros de iglesias reformadas de Holanda, Suiza, Alemania e Inglaterra. La delegación francesa no pudo asistir, al no recibir la autorización de su Rey, Luis XIII. Pero, posteriormente, recibieron las conclusiones de este evento como si fueran propias, mostrando así su completo acuerdo con las mismas.  Es interesante notar que estas reuniones tuvieron lugar, justamente 100 años después del comienzo de la Reforma Protestante del siglo XVI. Los Cánones de Dort demuestran el gran vigor de la teología protestante ya que constituyen un gran desarrollo doctrinal de las enseñanzas bíblicas redescubiertas en la Reforma.
La importancia de no dejar pasar por alto un aniversario como este radica en la pertinencia actual de algunos de los temas que se trataron en aquellas reuniones (fueron un total de 154 sesiones)cristalizadas como ya queda indicado, en los llamados Cánones de Dort. En esencia, lo que encontramos en los mismos es una exposición magistral acerca de la enseñanza bíblica sobre la gracia de Dios. En concreto, se puede afirmar que los Canones de Dort nos instruyen sobre la centralidad de la gracia de Dios en Cristo para la salvación de la iglesia. En un sentido, esto no puede sorprendernos. La Reforma del siglo XVI, como heredera del pensamiento de Agustín de Hipona, puso de relieve que la salvación es un regalo inmerecido de Dios. Pero, las conclusiones a las que se llegó en Dordrecht nos muestran cinco aspectos singulares en los que brilla con luz propia la gloria de la gracia de Dios en Cristo. Estos son los siguientes: la necesidad de la gracia, el origen de la gracia, la base de la gracia, la eficacia de la gracia y la perpetuidad de la gracia.
En primer lugar, la necesidad de la gracia. La Escritura enseña, sin ningún género de dudas, que el hombre está muerto en delitos y pecados, sin Dios y sin esperanza en este mundo, Efesios 2.1,12. El ser humano caído no puede hacer nada para salvarse, necesita la imprescindible gracia de Dios en Cristo. Es más, para mostrar que esa gracia de Dios no depende de nada en nosotros que pudiéramos hacer para salvarnos, (¿qué puede hacer aquel que está muerto, espiritualmente hablando, para vivir?) se nos revela en estos mismo pasajes de Efesios, el origen de esa gracia de Dios. Esta nos fue dada “antes de la fundación del mundo”, Efesios 1.4, no porque Dios previera que íbamos a creer, sino precisamente para que pudiéramos creer. La base de esa gracia se encuentra exclusivamente en la Persona y Obra de Cristo Jesús por su iglesia, como Pablo dice al final de la Epístola: “ … así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”, Efesios 5.25-27. Asimismo, Dort se hace eco también de la obra del Espíritu de Dios en la salvación de la iglesia. Esta consiste en ese nuevo nacimiento al que se refiere el Señor Jesús en el evangelio de Juan, en el capítulo 3.5-8. Vemos la eficacia de la gracia en la obra del Espíritu Santo que, en palabras de los cánones, consiste en: “aquella renovación, nueva creación, resurrección de muertos y vivificación, de que tan excelentemente se habla en las Sagradas Escrituras...”. La gracia de Dios nunca dejará de llevar a cabo su propósito, por lo cual, sabemos que los escogidos de Dios perseveraran hasta el fin. Nunca faltará el favor de Dios sobre su iglesia. Como enseña Pablo, escribiendo a los filipenses: “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”, Filipenses 1.6. 
Al mostrarnos las riquezas de la gracia de Dios (Efesios 1.7; 2.7) vemos,  la inusual pertinencia de los llamados Cánones de Dort para nuestra vida cristiana. Y es que no hay consuelo mayor para la iglesia que saber y experimentar que dependemos exclusivamente de la gracia de Dios en Cristo para nuestra salvación. Y que esta gracia es perpetua para la iglesia que el Padre escogió, Cristo redimió y donde mora para siempre el Espíritu de Dios. 
José Moreno Berrocal

jueves, 29 de noviembre de 2018

LAS CONSECUENCIAS SOCIALES DE LA REFORMA DEL SIGLO XVI

Me hace mucha ilusión compartir con todos los seguidores de mi blog esta última obra sobre las consecuencias sociales de la Reforma Protestante del siglo XVI. Este es un tema que merece nuestra reflexión, pues muchos de los avances sociales de los que disfrutamos en nuestros días, en concreto, en Europa, se deben, en parte, a la aplicación práctica de las doctrinas bíblicas que fueron redescubiertas durante la Reforma. Espero que lo disfrutéis y, si así lo estimáis conveniente, me hagáis llevar vuestros comentarios. Os dejo el enlace dónde podéis adquirir el libro:
La influencia de la Reforma en el trabajo y la protección social

lunes, 5 de noviembre de 2018

INOLVIDABLE FRANCISCO DE ENZINAS


En estas fechas se cumplen quinientos años del nacimiento en Burgos del  reformador español Francisco de Enzinas. Creo que es de justicia recordarlo. De por sí, objetivamente hablando, es una figura muy valiosa de la Reforma Española y esto, por muchas razones. Pero, en mi caso, quisiera compartir mi impresiones después de leer al completo sus Memorias, durante este pasado verano, en la muy cuidada edición publicada por la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. Agradezco muy sinceramente a todos mis buenos amigos de Burgos y Valladolid, y del Consejo Evangélico de Castilla y León, este espléndido regalo. Felicitaciones también a Francisco Socas, el traductor de la obra, y a todos los que han hecho posible que tengamos en nuestras manos un documento de tanto valor, en particular a Miguel Ángel Vieira gran promotor de la figura y obra de Enzinas.
Las llamadas Memorias de Enzinas, o, más bien, como reza el título de la publicación: Informe sobre la situación en Flandes y la religión en España, constituye un magnífico retrato del impacto de la Reforma Protestante del siglo XVI en Europa. Enzinas terminó de redactarlas en julio de 1545. Escritas con una prosa sencilla, ágil y atractiva, relata acontecimientos significativos de su carrera como reformador. De hecho, cubren un período corto, pero intenso, desde principios de 1543, a los primeros días de febrero de 1545. La obra se estructura en torno al deseo de Enzinas de presentar su traducción del Nuevo Testamento al Emperador Carlos V. En este sentido, recuerdo con mucho cariño que cuando el año pasado estuvimos en Wittenberg, mi esposa Virtudes y yo, queríamos también visitar la casa de Felipe Melanchthon. Entre otras consideraciones, porque nos hacía mucha ilusión estar en el lugar donde nuestro compatriota Enzinas estuvo alojado, y donde tradujo el Nuevo Testamento al castellano su Nuevo Testamento de Nuestro Redemptor y Salvador Jesu Christo.  No salimos defraudados del lugar y nos gustó tanto como la visita a la casa de Martín Lutero y Catalina Von Bora, hoy Museo de la Reforma. Y es que debemos reconocer al gran helenista castellano como uno de los que pusieron las bases para la Biblia conocida como Reina-Valera. Es por medio de otro de nuestros reformadores, el montillano Juan Pérez de Pineda, que el Nuevo Testamento de Enzinas llega a formar parte de la Reina-Valera, en concreto en los últimos libros del Nuevo Testamento. Es igualmente conmovedor leer en las Memorias su deseo de poner la Biblia en manos del pueblo español, para que así este, como las demás naciones, pudiera beneficiarse de la exposición a la pura Palabra de Dios. En el prólogo a su Nuevo Testamento, que es una carta dirigida al Emperador, Carlos V, Enzinas busca que sea el mismo el que se ponga del lado de una empresa como esta, sencillamente por el bien espiritual que hará:
“Por que allende de ser la causa justísima y santísima, es sin ninguna duda muy digna del Trono Real de V.M., digna de su conocimiento, digan de su juicio, digna de su aprobación y digna de su defensión. Y pues se que los corazones de los buenos príncipes son regidos por Dios, como lo afirma Salomón, espero en Dios que V. M. tendrá por bueno este mi trabajo, y que con su autoridad le defenderá y amparará, y querrá que lo bueno sea siempre de todo el mundo favorecido, y en tanto más favorecido, en cuanto al bien que de ello se espera en al República no son riquezas ni honras, ni bienes temporales, sino provecho espiritual y honra de Jesucristo: el cual prospera a vuestra majestad en esta jornada y empresa que entre manos tiene, y en todas las demás. Y después de luengos reinos en la tierra, le haga consigo reinar en el cielo. Amen”.
Esto es también lo que hará Enzinas en la misma presencia del Emperador en la célebre entrevista que tuvo con él, y que recoge ampliamente sus Memorias. El burgalés recoge los preparativos de la audiencia con el Emperador, sus impresiones del mismo y, las terribles consecuencias que tuvo su acción. No solo no se autorizó la publicación, sino que Enzinas acabó en la prisión de Vrunte o de l´Amigo en Bruselas. Su estancia en la cárcel es también objeto de su descripción: su estado de ánimo en la misma, las personas que allí conoció y las conversaciones que sostuvieron. También se nos cuenta, con todo lujo de detalles, el gran impacto que la fe reformada estaba teniendo en Flandes y en España. Se hace eco de la cruel persecución desatada contra los creyentes reformados, de sus múltiples padecimientos, y de la muerte como víctimas inocentes de muchos de ellos.  Aparecen también notables descripciones de los juicios contra los acusados de herejía y de los Autos de Fe. Esta es otra de la señas de identidad de nuestra reforma: el inmenso número de mártires españoles que hubo. La crónica de las artimañas de los enemigos de la Reforma me recuerdan mucho el relato de Artes de la Santa Inquisición Española de Reinaldo González Montes.
Destacaría, igualmente, las semblanzas que hace Enzinas de diversas mujeres como Catherine Sclerckx, Catherine Metsys y Antoinette Roesmals, resaltando su inteligencia y valentía. Traza también perfiles de hombres como Francisco de San Román, los Valdés, Juan de Vergara, el tío de Enzinas, Pedro de Lerma, abad de Alcalá, el mártir llamado Egidio, Justo van Ousberghen, Pedro Alejandro, los jueces de Lovaina y Pedro de Soto, el confesor de Emperador, entre otros. Enzinas hace desfilar delante nuestro preciosos esbozos de amigos y enemigos de la Reforma. Estos circulan por las Memorias y, en marcado contraste los unos con los otros. Nuestro autor busca involucrar a sus lectores en su relato, para que juzguen por sí mismos, al observar la fe y hechos de cada uno. Contienen también las Memorias preciosos sumarios de la confesión de fe de los reformados, que se cristalizan en dos grandes afirmaciones: “Qué todas las cosas necesarias para la salvación se contienen en el Evangelio y no hay que creer sino lo que está en los Evangelios y la Sagrada Escritura” es decir, Sola Scriptura y “Si alguno se reconoce pecador, hijo de la ira y merecedor de la muerte, y reconoce que está sometido a Dios, detesta sus pecados y cree firmemente en las promesas de Cristo, ese tal puede saber, con la certidumbre absoluta de la que que se salvará”, es decir Sola Fide. Las Memorias concluyen con la milagrosa liberación de Enzinas de la cárcel que recuerda a la de Pedro de la cárcel de Jerusalén y que nos relata Lucas en el capítulo 13 del libro de los Hechos de los Apóstoles.
Estamos, pues, ante un documento excepcional de nuestra Reforma Española. Un libro para ser leído y releído. Una página imborrable de una época gloriosa, en la que se recuperó el evangelio de nuestro Señor Jesucristo para todas las naciones. Una tarea en la que estuvieron envueltos muchos españoles como el inolvidable Francisco de Enzinas.


EL CONSUELO DEL PACTO DE REDENCIÓN