Casiodoro de Reina nació en Montemolín, cerca de Reina, provincia de Badajoz en 1520. Es posible que fuera de origen morisco, aunque no fuera granadino. Estudió en la Universidad de Sevilla, concretamente en el Colegio de Santa María de Jesús que seguía el modelo de la Complutense Alcalaína. Profesó como sacerdote en el monasterio de San Isidoro del Campo, a las afueras de Sevilla, perteneciente a la Orden Jerónima Entró en contacto con las ideas de la Reforma de varios modos. En primer lugar, por medio de su estudio personal de la Biblia, a la que había sido adicto, según su propia confesión, desde muy joven. También conociendo a personas que le introducen en el pensamiento heterodoxo, tanto dentro del monasterio: el prior García Arias, conocido como el maestro Blanco; como fuera del mismo: del círculo de Egidio (Juan Gil) Finalmente, al tener acceso a lecturas de libros prohibidos, traídos desde Ginebra por Julián Hernández así como los que pudo obtener Antonio del Corro de su tío el inquisidor de Sevilla. Casiodoro Llega a ser maestro de doctrinas consideradas heréticas en Sevilla es decir, heresiarca. Posteriormente en el exilio es considerado como tal, conforme al testimonio que nos remite la Inquisición y por lo que se deduce por el tono y contenido de una carta que le envía Antonio del Corro a Reina en 1563.
En 1557 huye a Ginebra junto con sus padres, hermana y otros once monjes. Desde ese momento su vida conocerá a menudo muchos sinsabores: sufrirá la pobreza, la enfermedad y la incertidumbre. Su existencia será la de un exiliado y perseguido por la Inquisición. En 1558 ya está en Londres donde ejercerá como pastor y redactará la Confesión de Fe hispánica de 1560/61 en la que ya podemos observar su firmeza doctrinal protestante y su talante irénico. Se casa con Ana, hija de Abraham León de Nivelles, cristiano de trasfondo judío. En 1559, es pastor de la iglesia de los refugiados españoles que se reunía en un edificio en la calle St Mary Haxe. Las intrigas de la Inquisición le fuerzan a marcharse al continente en 1563. Su esposa viajó disfrazada de marinero. Allí es donde en Amberes comienzan su amistad con Marcos Pérez y su esposa Úrsula López de Villanueva, que eran sefarditas, convertidos al calvinismo. En 1564 en Montargis se encuentra con Antonio del Corro, y Juan Pérez de Pineda, donde consulta sobre la traducción de la Biblia al castellano. Después marcha a Frankfurt. En 1569 se imprime la primera traducción completa de la Biblia al castellano desde los originales hebreo y griego. Esta es su gran contribución a la Reforma Española. Es la Biblia del Siglo de Oro Español. Representa, por un lado el acervo bíblico castellano del que Casiodoro de Reina es su mayor depositario y, por otro, la recepción de las corrientes exegéticas europeas más vanguardistas, de las que el reformador de Estrasburgo Martín Bucero, será el ejemplo a seguir. Se la conoce como la Biblia del Oso por la imagen de este animal que aparece en la portada buscando miel de un panal. El emblema, entre otras cosas, alude a textos como el Salmo 19.10, donde se describe a la Palabra de Dios como más dulce que la miel y que la que destila del panal. La publicó en Basilea con la ayuda financiera de muchos individuos, entre ellos, Marcos Pérez y su esposa Úrsula López de Villanueva y contando también con contribuciones de iglesias particulares. En 1573 publica los comentarios al capítulo 4 de Mateo y al evangelio de Juan. En este comentario, dedicado a J. Sturm, rector de la universidad de Estrasburgo, aparece con claridad su fe trinitaria. Igualmente, su convicción de la importancia que tenía para la fe reformada el centrarse en las doctrinas troncales de la fe que compartían todos los cristianos reformados, y no caer en exageradas y enconadas divisiones por diferencias teológicas sobre puntos más secundarios sobre lo que no es tan fácil ponerse de acuerdo. Vemos aquí, igualmente, otra de las deudas de Casiodoro con el pensamiento de Martín Bucero. Desde 1579 a 1585 es pastor en Amberes. En 1585, condujo a su congregación desde Amberes a Frankfurt cuando la ciudad estaba a punto de sucumbir a las tropas del Duque de Parma. En Frankfurt creó un hospital para enfermos perseguidos y que hoy es un hogar de ancianos. En sus muros reposa el único cuadro de retrato de este extremeño universal. En 1594, Casiodoro de Reina dejó esta vida por una mejor en la presencia del Señor. Marcos, uno de sus hijos fue pastor en Frankfurt hasta su muerte en 1625. Otro hijo, Agustín Casiodoro llegó a ser profesor y traductor de lenguas. Ana, su querida esposa, falleció en 1612.
El legado de Casiodoro de Reina a la Reforma española es extraordinario. Por un lado, la puso al mismo nivel que la de los otros países, al conseguir dotar a la nación española de una Biblia en su propio idioma. Una traducción que, revisada en varias ocasiones, la primera vez por otro compañero suyo de San Isidoro, Cipriano de Valera en 1602, es, hasta el día de hoy, la versión más usada entre los evangélicos españoles de ambas orillas del Atlántico. La Biblia del Oso, es una versión fiel a los originales hebreo y griego. Al mismo tiempo, tiene una gran calidad literaria. Nuestro gran novelista, Antonio Muñoz Molina, sostiene que la Biblia de Casiodoro: “tiene toda la furia y toda la poesía del español de La Celestina, toda la abundancia selvática del idioma en el que están escritas las Crónicas de Indias, el descaro del Lazarillo”. Por eso, tiene mucha razón nuestro querido teólogo evangélico Samuel Escobar cuando afirma que, con esta Biblia: “los mudos hablan y en buen castellano”.
Pero en segundo lugar, la herencia de Casiodoro de Reina reside en su defensa de la unidad evangélica sobre la base de las grandes doctrinas redescubiertas entonces: la salvación por la sola gracia y solo por fe exclusivamente en el Señor Jesucristo: el único evangelio que presentan las Escrituras. Esta unión protestante se expresa por medio de una actitud misericordiosa y pacificadora. Para Casiodoro, la iglesia cristiana se conoce por un talante bíblico que sostiene, en palabras del Apóstol Pablo a los efesios: “la verdad en amor”, Efesios 4.15. Esta actitud conciliadora es una de las que identificaba a nuestros reformadores españoles en Europa. Al apuntar a la señales de la verdad y del amor, como las marcas de la iglesia de Cristo, algo que se destaca muy notablemente en sus escritos, particularmente su Confesión de Fe, Casiodoro de Reina continua siendo un referente imprescindible para los evangélicos españoles hoy.
José Moreno Berrocal.
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